¿Qué tendrá Jesús que es capaz de conquistar el corazón de tantos jóvenes?
Así se expresaba un video/historia que escuché hace unos días en Instagram. Y es que asombra ver a un millón y medio de personas reunidas en torno a la Iglesia y a Jesucristo en el siglo XIX, cuando tanto se pregona en los medios que estas ideas son anticuadas. Pues no lo son porque Dios estará presente en el mundo hasta el fin de los tiempos. Estará presente en la juventud siempre, porque los jóvenes son capaces de descubrir y seguir la verdad, porque con una buena formación saben distinguir lo bueno, lo bello y lo eterno.
Fuimos convocados por el Papa, pero en realidad a quien hemos respondido ha sido a Cristo que nos llama de nuevo a levantarnos para experimentarle en nuestro interior estos días y para ser sus testigos en el mundo.
El Papa Francisco nos ayudó a escuchar la voz de Jesús que habla a nuestro corazón diciéndonos que nos ama profundamente como somos y que la Iglesia nos necesita, que todos somos necesarios para la evangelización.
El Via Crucis del viernes fue impresionante. Un escenario vertical mostraba cada estación con bailes y representaciones entrañables que nos hicieron vibrar y reconocer que «nadie tiene amor más grande que el que da la vida» y nadie la ha dado tanto por nosotros como Jesús.
En la Vigilia del sábado disfrutamos de un espectáculo y unas palabras que nos interpelaban a levantarnos, a caminar junto a Jesús y a ser evangelizadores, a caminar como María para servir a su prima Isabel, a levantarnos rápidamente de nuestra caídas y ponernos en activo para poder ayudar a quien lo necesite. Caminar, levantarse; caminar con una meta; entrenarse todos los días en la vida.
Durante la misa de envío el papa Francisco nos invitaba a resplandecer como Jesús en el monte Tabor, con la luz que da la oración y los sacramentos; nos invitaba a escuchar, para poder recibir la palabra de Dios; nos invitaba, finalmente, a no tener miedo, pues Jesús nos acompaña en el camino.
Durante el Ángelus al finalizar la misa de envío agradeció, usando la palabra obrigado, a todos y cada uno de los que han hecho posible esta JMJ, a todos los que hemos participado, a todos los que han rezado. Y destacaba el sentido que se le da a esta palabra en el idioma portugués, estamos obligados a responder con generosidad ante tanta gracia recibida.
Es hermoso todo lo que hemos experimentado con Jesús en estos días de JMJ.